El trabajo infantil es una de las formas de violencia más crueles que puede sufrir un ser humano, pues no solo atenta contra la seguridad y la dignidad de las personas en desarrollo, sino que las priva de lo más valioso que tienen, que es precisamente su niñez.
Niñas y niños tienen derecho a ser eso, y es deber de las personas adultas -independientemente de su función o actividad- garantizar que ese derecho sea respetado.
Al participar en el evento ‘Seamos más niños’ sobre trabajo infantil de la organización civil World Vision México, la encargada del despacho de la Secretaría Ejecutiva (SE) del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), adscrita a la Secretaría de Gobernación, Constanza Tort San Román enfatizó que una niña o un niño que trabaja no solo se ve privado de su niñez, sino que ve mermadas sus posibilidades para desarrollar su máximo potencial físico, psicológico, intelectual y emocional.
Niñas y niños de hoy son los adultos del mañana, si no se garantizan las condiciones óptimas para su desarrollo y se mira hacia otro lado cuando se sabe que trabajan, será el futuro de todo el país el que estará comprometido.
Manifestó que quienes laboran para el Estado deben tener presente que ante todo son personas servidoras públicas, y tienen encomendadas labores en favor de esta población, obligaciones que trascienden el ámbito laboral y que se convierta en un compromiso, en una verdadera causa personal.
Reconoció la labor de World Vision México como organización en favor de la niñez y contra el trabajo infantil, y destacó la necesidad de reforzar esfuerzos comunes para combatir y erradicar este fenómeno, pues cada peso que gana una niña o un niño que trabaja, empobrece su futuro y el de todo el país.
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